La bachata surge en los años 60s en República Dominicana como una mezcla entre melodías propias del bolero y elementos del Son africano. Originalmente considerada como un ritmo vulgar propio de la clase baja, la bachata sólo experimentó reconocimiento a nivel nacional a partir de los años 80s, cuando por cambios en el estándar de su arreglo instrumental se orientó a ser un género altamente bailable. Desde entonces, la bachata se ha constituido en un fenómeno internacional, siendo tan o más popular que otros ritmos latinoamericanos, como la salsa y el merengue.

El cha cha chá surge a mediados del siglo XX cuando el compositor cubano Enrique Jorrín comienza a experimentar con las melodías del danzón. Tal experimentación consistió en la alineación de tres cantantes que entonaban al unísono el tema de la composición, lo que le permitió a los bailarines una mayor improvisación e innovación en sus figuras. Así, el cha cha chá se constituye como uno de los ritmos más ricos y variados, caracterizado por el movimiento sensual de los bailarines. Por esto, el cha cha chá se extendió rápidamente por todo el continente americano, donde hoy en día es uno de los bailes de salón más populares.

El origen de la cumbia parece remontarse al siglo XVIII, cuando en la Costa Caribe colombiana comenzó a darse un sincretismo musical entre la melancolía de los ritmos indígenas y la alegría y resonancia de las melodías africanas. En ese entonces, la cumbia era exclusivamente instrumental, ejecutada solamente por un conjunto de tambores y flautas. Desde entonces se ha esparcido por toda Latinoamérica, desarrollando en cada nación una variante particular del ritmo original.

El merengue surge a principios del siglo XIX en el norte de República Dominicana como forma de expresión musical de los campesinos de Cibao. En ese entonces se caracterizó por enunciar versos simples compuestos de frases poéticas, acompañados por un arreglo sencillo de acordeón, tambora y güira. En los 80s, el merengue se hace rítmicamente más rico y adquiere una estructura musical sencilla, por lo que comienza a gozar de una extraordinaria popularidad en la juventud dominicana. Desde entonces, ha sido considerado como uno de los ritmos más representativos de la música latinoamericana, siendo adaptado por distintas culturas como la argentina y la venezolana, y comercialmente exitoso en el mercado internacional.

La rumba surge en Cuba durante el colonialismo español. Originalmente una danza folclórica afrocubana utilizada para promover la fertilidad, sirvió de base para el baile de salón cubano a partir del siglo XVII. Desde entonces la rumba comenzó a bailarse en tabernas, bares y lugares similares de la época, alcanzando su mayor popularidad en las primeras décadas del siglo XX. Hoy en día la palabra ‘rumba’ engloba una gran variedad de formas del baile cubano, sin embargo, muchas de estas formas guardan gran similitud en cuando a que se bailan a partir de movimientos eróticos y algunas veces ‘grotescos’ de la pelvis.

La salsa es una mezcla de estilos y géneros variados. De hondos orígenes cubanos en el mambo, el cha-cha-cha, la rumba, el son y el guaguancó, la salsa se ha visto influenciada por ritmos propios de diferentes naciones como Puerto Rico, Colombia, y Venezuela. Así, se ha transformado y reelaborado en un género diverso y rítmicamente heterogéneo, aunque muy latinoamericano y de habla española. Sin embargo, resulta curioso que la salsa nazca en los barrios hispanos de Nueva York a mediado de los años 70s, más aún si se tienen en cuenta las turbulentas relaciones que han existido entre Cuba y los Estados Unidos.